sábado, 25 de agosto de 2012

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jueves, 28 de julio de 2011

sábado, 19 de febrero de 2011

INFINITUM APPS.

Este portal es una verdadera aportación de Telmex a la detección y descargas de programas de software gratuitos para las diversas plataformas: Windows, Mac, Linux y móviles. Se anuncia como recopilación de más de 50,000 programas. Sin pretender constatar tal número, una primera ojeada permite certificar sus bondades: efectivo, sin enlaces rotos. Visítenlo

sábado, 17 de abril de 2010

SdeH 24 SGAE.




Con el buen sabor aún de la lectura de Jorge Ibargüengotia y para seguir en esa tónica y a propósito de descargas MP3, viene bien a cuento la reseña de los avatares de la Sociedad General de Autores y Editores Españoles. Esta institución de carácter privado, veía transcurrir su existencia sin mayor relieve - muy alejada de una crónica del género Ibargüengoitia - hasta que irrumpen en escena los nuevos medios electrónicos de reproducción de obras musicales - grabadoras, casettes y demás parafernalia - con lo que se aboca a buscar sistemas para percibir, en alguna forma, regalías sobre la reproducción de copias mediante estos aparatos. Hace cosa de más de 20 años, se generó como aparente solución el establecer la figura del canon ("canon compensatorio por copia privada"), un impuesto adicional a la venta de los aparatos reproductores. Después de este inicio, la situación ha ido complicándose en una forma más allá de toda lógica.
La susodicha SGAE se ha lanzado a exigir el pago por interpretaciones en eventos sin fines de lucro – un 10% de las entradas - , en eventos musicales para recaudar fondos para las víctimas de Haití, en los que los artistas participantes no devengan ningún ingreso; sobre interpretaciones de obras que son del dominio popular; sobre la música que se reproduce en gimnasios para la práctica de aerobics, en cafeterías, peluquerías, autobuses, bodas y saraos. Para justificar sus demandas de pago, dispone de un ejército de espías que bajo la cubierta de usuarios, parroquianos o invitados, proceden a grabar el cuerpo del delito.
A la SGAE parece no importarle la legislación española vigente, según la cual los derechos caducan a los 70 años de la muerte del autor: pretende cobrar también en este caso.
Ahora la SGAE está pretendiendo cobrar también sobre las obras registradas como del dominio "Creative Commons", de distribución libre y gratuita, con las protestas de los propios autores de estas obras.
La situación ha llegado al grado de que una agrupación política que pretendía hacer un homenaje al poeta Miguel Hernández, al saber que le serían cobrados derechos por la lectura de poemas del autor, ha decidido suspender la celebración, anunciando que la hará en forma clandestina, en alguna catacumba, al modo de los primeros cristianos, para eludir los afanes recaudatorios de la SGAE.
Al tiempo, la SGAE despide a 22 trabajadores y se muestra renuente a pagar las regalías a los propios autores que supuestamente ampara.
Para acceder a un resumen de todo este clima., este es un buen texto.
En resumen, un halo de terror ensombrece el panorama sonoro del territorio español.
¡Ah! Pero ahora resulta que la SGAE anuncia que opera con números rojos y demanda para resolverlo, una cuantiosa aportación de la prensa: ¿Cómo? Pues nada, que ha reservado un presupuesto de 350 millones de euros para la creación de una red de 17 palacios, teatros y edificios simbólicos por todo el mundo, en países como España, Argentina, México, Brasil y Estados Unidos (EEUU). ¡Hála! Dirían los españoles, ¡qué cara! Y según otra nota, ya compraron un teatro en nuestro país. ¿Aquí? Sí; el teatro Lírico en el DF.
Por lo pronto, la AMPROFOM (Asociación Mexicana de Productores de Fonogramas y Videogramas, A.C. ) - todo parece indicar - está pensando seguir la senda abierta por la española SGAE. Y la situación ya empieza a preocupar a los cibernautas locales.
¿Podemos imaginar nuestro universo sonoro público cotidiano bajo el imperio de este nuevo "Big brother orwelliano" ? Silencio: solo los sonidos del tráfico, todos con nuestro ipod, sin silbar, sin cantar en la calle, sin música en los microbuses, sin mariachis ni tríos que nos ofrezcan sus servicios, sin música emitida desde los locales comerciales que pretendan con ella atraer nuestra atención, sin grupos musicales callejeros: un mundo de autistas, atenidos sólo a los audífonos de nuestros ipods, temerosos de ser sorprendidos por los espías.
Y para regresar a la lectura de Ibargüengoitia: ¿cuanto nos habría costado este evento público, sin ánimo de lucro, en el caso de regir las mismas reglas que hoy campean en territorio español?
Y en resumen, ¿qué futuro nos espera en la materia?
Para "Señales de Humo"
Emilio Vega Martín.
posdata: espero que no nos cobren por el uso de su logo para el diseño que inicia nuestro texto.